Primero vinieron con la cruz y la espada por nuestra tierra y nuestro oro. Se posesionaron, dejaron sus cómplices y se fueron. Luego, violentaron a nuestros padres ancestrales, volvieron por la quina, el caucho, el petróleo, las frutas y las flores. Ahora vienen, vacíos de humanidad y empobrecidos de recursos y de espíritu por el agua, el oxígeno y el pulmón de las montañas colombianas.
“Los Bárbaros que todo lo confían a la fuerza y a la violencia nada construyen porque su simiente es de odio” José Martí.
Tal vez, sea con la intención de facilitar este saqueo que se piensa en construir bases gringas en nuestro país, permitiendo de manera vergonzante acabar con lo poco que nos queda de dignidad, de fuerza. Tal vez nos sueñan suplicando nuestro aire tras unas mascarillas con oxígeno, nos sueñan pagando por el agua de los ríos que pasan por nuestras fincas y pidiendo permiso para pisar nuestros suelos que cada día más llenos de asfaltos nos impiden cada vez más la verdadera reconciliación con la tierra.
Sin embargo todo lo hemos permitido en el silencio que nace del temor, la cobardía y la impotencia. Cantidades de campesinos y patriotas han sido vilmente masacrados de las más distintas formas para poder lograr los cometidos de la venta y de la entrega que solamente han llenado los bolsillos y el tonel de la desvergüenza de unos pocos en detrimento de la salud, la vida, dignidad y honra de la mayor parte de nuestro pueblo.
Durante la conquista y la colonia muchos fueron los indígenas y esclavos que murieron o prefirieron suicidarse ante la explotación y la barbarie. Siglos después vinieron por el rapto de Panamá, la masacre de las bananeras, las masacres de las petroleras hasta llegar ahora a las masacres por el monopolio de los mercados de estupefacientes.
Ni las denuncias de José Eustasio Rivera, ni las de muchos líderes sociales a través de la historia pudieron evitar las bárbaras y atroces escenas vividas por indefensos latinoamericanos. Con la irrupción de capitales extranjeros como la Casa Arana y los ingleses, la Estándar Oil de New Jersey del señor Rockefeller, la Frontino Goil Mines y la United Fruit Company se derrocaron presidentes que defendían la nacionalización de los recursos, se comenzó la utilización de armas químicas contra el pueblo y se llevaron a cabo las más temibles masacres y genocidios que sirvieron de alfombra para que masacres como la de Los Montes de María llegaran a enlutar el corazón del país al son de los acordeones y gaitas, con el fin de desterrar a través de la ley del pánico y arrebatar las tierras a los más frágiles y necesitados.
Nos han quitado casi todo, ahora vienen pos las arterias fluviales. Vienen por nuestros mares, nuestros ríos y quebradas. Llegan por nuestro recurso desviando aguas, construyendo megaproyectos de infraestructura como distrito de riegos y represa, embotellando agua y logrando el monopolio de alta tecnología para la extracción y la purificación del tan codiciado líquido. Para entrar, el gobierno, olvidando que está entregando a su propia madre, le da las llaves a las empresas extranjeras para que entren y como si fuera poco, les permite crear bases militares para que desde allí se aplique la fuerza a cualquiera que pueda levantarse ante el saqueo.
El pueblo no puede olvidar a sus muertos y todos sabemos que ‘quien no conoce la historia está condenado a repetirla’. Que sea la hora del replanteamiento serio para quienes seguimos en la lucha por un territorio promiscuo y de el pueblo, y que cese la bandera de guerra y genocidio cuyo color rojo se hace cada vez más ancho.
NO NOS PODEMOS SEGUIR QUEDANDO CALLADOS.
Publicado por: Skazito
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Viene por el corazón de nuestro pais
jueves, 6 de agosto de 2009
Publicado por Liberacion Social en 17:24
Etiquetas: Documentos
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